Walt, con la meta de producir películas en serie, y en serio, buscaba una unidad flexible de ensamble o trabajo en línea, que él mismo supervisaría, sin fijarse en la labor individual ni micromanejar, para crear un ambiente informal, sin jerarquias, amigable, distenso y agradable, muy diferente con los que aún se estila. El proceso completo daría origen a una película en crudo, y sobre ella, todo el equipo debería aportar creativamente, sobre cómo mejorarla. Basado en sus previos startups, y experiencia como empleado de su papá y del Kansas Film, estaba ensamblando un equipo talentoso, creativo, con habilidades individuales muy particulares, que pudiera organizarse armónicamente, sin supervision alguna, y tan flexible como las circunstancias lo exigieran. Walt se adelantaba así, un siglo, a este tipo de estructuras que las empresas de este milenio están tratando de montar.

Luego de observar por unos instantes el desahucio optó por vender la cámara y esos recursos lo reenergizaron. Bajo un brazo portaba el tambor de lata con ¾ de película y en la otra mano cargaba su maleta de carton deteriorada, pero, no se dirigió a New York, sino, que, sin escatimar gastos, en primera clase viajó con destino Hollywood. Sería director de cine.
Luego de observar la dirección de películase en Universal Studios por varios dias, aplicó para director allí, en MGM y luego en la Columbia Pictures, pero, ninguno lo contrató. Apurado. tomó una drástica decisión: la envió incompleta a Margaret J. Wrinkler diciendo —estoy estableciendo un estudio en Los Angeles para producir novedosas series de comics animados, como le comenté previamente— y que, en California había muchas distribuidoras como ella, seduciéndola con la exlusividad para seis películas de su primera serie.si firmaban el acuerdo cuanto antes.
Hecho que se configuró el martes, 16 de octubre de 1923.

Los nuevos contenidos que Walt había propuesto se basaban sobre los cuentos de hadas y fábulas de Esopo, tal como en New York estilaba Paul Terry, y eran vendidas a 30 céntimos de dolar el pié. Copiar y mejorar se convirtió en la estrategia optada por Walt —la cual seguiría de por vida— imponiéndole a cada copia su sello personal. A los cuentos de hadas, Walt, ambiciosamente, comenzó a actualizar con los eventos y circunstancias que estaban ocurriendo en la ciudad. Interesado con contar entre su equipo con dibujantes más talentosos que él, estaba seguro, que juntos, podrían volar más alto y más veloz. Entre los candidatos, entrevistaba prodigiosos dibujantes de todas las edades, regiones y disímiles ocupaciones y experiencias, todos dispuestos a aprender, lo que él aún estaba conociendo: darle movimiento a los dibujos. Seleccionó, finalmente, a tres de, 19, años, uno, de 21, mas, un bizcochero suizo de 46, como dibujantes. Completaron la plantilla, un gerente administrativo, (25), y un gerente de ventas de cuarenta años de edad. El mes de julio comenzó con la incertidumbre que depara el futuro de cualquier negocio: éste, su tercer startup.

Demostrarle a papá Elías que ya no era el Walter Elías temeroso, sin voz ni voto, y un apto para nada, infundió un tremendo poder interior en Walt. Su mentalidad había sido influenciada por sus tres pilares o modelos: Lincoln, Charles Chaplin (Charlot) y Einstein. Como éste ya no creía en Dios… ahora, pensaba en EL. Así, es que después de rechazar trabajar en la O’Zell Jelly Company de su papá y decidir ser un artista, hace lo que promulga: ”La forma de comenzar es dejar de hablar y empezar a hacer”. Y tomó el liderazgo de su propia vida…