Alicia en Un Dia de Mar

Durante el mes de febrero, el trabajo en los Estudios de los Hermanos Disney fue efervescente. No solo por los avatares del traslado a una sede más amplia, sino, por el frenesí desenfrenado para entregar la primera de las seis películas de las Comedias de Alicia, para el 1o de marzo. Aunque, estaba muy avanzada, Walt, —como siempre y desde entonces— optó por darle más calidad en contenido y acciones animadas. Su famoso “plusing”. Tenía que aprovechar la proximidad del mar en California.

Aunque los dos dibujantes habían hecho parte de Kay Cee Studios y Laugh O Gram, sus tercer y cuarto startups, y conocían los procesos al estilo Walt, éste no dejaba de extrañar a Ub Ikwers. Su ausencia lo había obligado a hacer todo el proceso solo: manuscritos, la secuencia de las historietas, los bocetos y las reformas que consideró necesarias para mejorar la  primera versión, enviada como “demo”, a la distribuidora Wrinkler para su venta. Luego, tuvo que revisar los detalles de la película hasta que le dio el visto bueno a la producción final, con una exhaustiva y metódica supervisión. En los emprendimientos anteriores, Walt y Ub desde su oficina pasaban el trabajo completo a los dibujantes y tinteadores, quienes animaban y producían, mientras Walt visualizaba nuevas creaciones.

Walt, ahora, con la meta de producir películas en serie, y en serio, sin dudar que serían las primeras de varias sagas, buscaba una unidad flexible de ensamble en línea. El narrador de historias la transmitría a un dibujante dedicado a crear un boceto crudo, base para montar las primeras imágenes sobre páneles que reflejaran las secuencias de las acciones, gestos movimientos e importantes cambios de escenas a tener en cuenta, por el resto del equipo. Como director, Walt supervisaría todo el proceso —no al individuo; sin micromanejar—, para crear un ambiente correcto, informal, sin jerarquias, amigable, distenso. Una atmósfera laboral agradable, en contraste con sus experiencias como empleado de su padre, o su papel de dibujante comercial o de animador en la Kansas film. Modelos de gestión que aún se estilan en muchas empresas.

De este trabajo preliminar saldría una película en crudo, y sobre ella, todo el equipo tendría que aportar su creatividad para mejorarla, sabiendo previamente, cuál era el objetivo de la historieta. Walt con estos procesos no buscaba montar una organización estricta en el sentido de la palabra, porque el ambiente era, a primera vista, caótico y anárquico. Estaba ensamblando un equipo de talentosas personas, muy creativas y habilidades individuales muy particulares, que pudieran trabajar armónicamente, en situaciones continuamente cambiantes, que dieran de sí, cada uno, su mayor esfuerzo creativo, sin supervision alguna. Estaba seguro que con Ub, se cumpliría su sueño de organizar alrededor de su formato de procesos de animación, un equipo tan flexible como las circunstancias lo exigieran. Se adelantaba así, un siglo, a este tipo de estructuras que las empresas están tratando de organizar hoy, pero, para ello, deben humanizarlas. No tratar a los empleados como simples piezas de la maquinaria productiva.

Haber tenido ¾ de película casi elaborada había sido de gran ayuda, y por tal razón pudieron los Estudios Disney dar entrega de su primera película a tiempo. Muy complacida y satisfecha Margaret Wrinkler, luego de verla en privado con su gerente y pretendiente, Charles Mintz, hizo debutar a Alicia en la pantalla gigante hace 100 años exactos este mes: Alice’s Day at the Sea.

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Sin embargo, la ausencia de Ub era muy notoria y para Walt resultaba impresicindible, su presencia. La deuda salarial superior a los mil dólares, y la oferta de pagarle para empezar solo, $40 dólares semanales, habían profundizado y ampliado la brecha entre los dos. Para atraer a Ub y su madre debería saldar la deuda y ofrecer algo más que un sueldo, para que ellos se trasladaran desde Kansas a Hollywood. Walt debería inmiscuir a Roy para idear alguna manera eficáz para convencerlos si quería convertir en realidad su Visión mental y la Misión empresarial: Crear un novedoso sistema de entretención para una sociedad decepcionada y triste en la postguerra, para con humor y solidaridad alegrar la monótona vida de esos días.

Roy reticente en la necesidad de contar con Ub y más tener que casi rogarle, se planteaba si el estudio era de ambos hermanos o solo de Walt. Su hermano menor no solo hacía todo el proceso, sino que estaba sacando otros personajes de la nada para acompañar a Alicia o causarle suspenso a sus historietas. Era quien tomaba las decisiones más delicadas. Dar un paso al costado al igual que el tío Rob y no hacer parte de la empresa familiar quizás era lo mejor, para evitar disputas más acaloradas. De seguir así, debería llamarse únicamente,  Estudios Walt Disney, y punto final.

 

LA MISION PERSONAL

Saludos Amigos:

A los 90 días de su emprendimiento familiar, el garaje del tío Rob era insuficiente para albergar un equipo de trabajo que crecía. Dos jovencitas desde diciembre echaban tinta a las historietas animadas que dos dibujantes boceteaban cuando Walt las definía como artes finales. Fotografías y filmaciones hechas por Roy, quien a velocidad extrema aprendió a manipular una filmadora de segunda mano, pero, de las mejores en el mercado, fueron las lentes ante las que posaba la pequeña Virginia en las mañanas y Walt ensamblaba en las noches, por escasez de espacio dentro del contexto conceptual.

Sobreponerse a los obstáculos fortalece la Fuerza de Voluntad, por lo tanto, se deben agradecer los inconvenientes, frenos, obstrucciones, y problemas, pues sin Goliats no existen los David. Walt había llegado hasta este punto como caricaturista freelance, para ser enganchado en el periódico Kansas como dibujante de planta, y allí le propuso al genial Ub Ikwers unirsen como “Ikwers-Disney Dibujantes Comerciales”, en sus horas libres. La carencia de ventas lo hizo convencer en la, Kansas Film, a dibujantes mejores que él para que bocetearan gratis sus ideas y ser complementadas con sus historietas en su tercer start up, KayCee Studios, junto con Fred Harmann. De esas cenizas surgieron las bases para fundar su primer gran emprendimiento: Laugh O’ Gram Film, desastrosa bancarrota ocurrida escasas semanas atrás.

Venciendo obstáculos gradualmente, ahora afrontaba un reto mayúsculo como el de responder a la entrega de la primera de seis historietas de “Las Comedias de Alicia” para marzo 16, sin dibujantes, sin equipo, sin lugar donde trabajar, sin dinero y con deudas de hasta seis meses de sueldo a sus antiguos dibujantes. Su reto: satisfacer la demanda de la mayor distribuidora de comics del mundo, La Wrinkler Productions apéndice derivada de la Warner Brothers gracias a la tenacidad de la primera mujer en la industria del cine: Margareth J. Wrinkler

Durante sus horas de soledad en Laugh O’ Gram esperando el desalojo policíal, había estado creando su Misión Personal, que nos enseña que para ser Grandes debemos empezar por el crecimiento interior; ese que define que el servicio a los demás para mejorar sus calidades de vida, solucionar sus problemas aparentemente inmensos, o sin solución a la vista es la Misión a cumplir. Ese propósito si es fuerte derrumba obstáculos físicos y circunstanciales que se interponen camino hacia el éxito. El Poder de, CRECER, se diluye si no existe tal propósito.

El factor de orgullo estadounidense por acabar con la Primera Guerra Mundial en tan corto tiempo, pasó internamente a ser insatisfactorio descontento protagonista de enormes conflictos sociales y politicos por no haber brindado beneficios ni pagos del gobierno a sus militares; y así, huelgas y revueltas en las grandes ciudades dieron término al mandato de Woodrow Wilson. Asumiendo el papel de proveedor de un novedoso sistema de entretención para una sociedad triste y sumida en la decepción post Guerra, Walt, con humor y solidaridad pensaba alegrar la monótona vida de esos días.

A mediados de enero del 24, decidió moverse del solar trasero del 4651 Kingswel Avenue, que servía solamente como dirección comercial, a la parte frontal de un local: el 4649 de la misma Avenida y allí ubicar el Estudio desde el garaje del tío Rob, en donde, con letras doradas sobre una tablilla negra escribía: “Disney Bros Studio”.

Lo visualizaba expuesto en la ventana principal de la casa contigua.

Un Siglo Ha…

Saludos Amigos:

Luego de observar por unos instantes el desahucio —del cual todo sería vendido para pagar sus deudas— Walt se aseó en la estación del tren, dispuesto a trasladrase a New York, la capital de la animación. Al verse sin un centavo, optó por vender la cámara y obtuvo 40 dólares por ella. Esos recursos lo reenergizaron, y más, cuando vio que el Dr. Cowles, extesorero de los inversionistas y médico familiar de los Disney desde niños, junto con Ub Ikwers y Edna Francis, la novia de Roy, estaban allí para despedirlo. Lucía una chaqueta a cuadros verdes y rojos, pantalón azul, camisa blanca, corbatín rojo y zapatos como nuevos, Bajo un brazo portaba el tambor de lata con ¾ de película y en la otra mano cargaba su maleta de carton deteriorada. Sin escatimar gastos, en primera clase viajó con destino Hollywood, decidido a ser director de cine.

Al sur de Los Angeles llegó a casa de su tío Rob, ya en uso de buen retiro y le rentó un cuarto por cinco dólares al mes, con la promesa de encontrar trabajo pronto. De inmediato, fue a visitar a Roy, que era tratado de una aguda tuberculosis en el hospital para veteranos al oeste de la ciudad, pero, éste estaba sedado. En Universal Studios estuvo varios dias observando producción de películas, y a la semana siguiente aplicó para director. Rechazado también por MGM y luego por la Columbia Pictures, terminó agosto visitando todos los estudios de Los Angeles y áreas vecinas, pero, ninguno lo contrató.

Para septiembre, se inscribió como actor. Lo llamaron para una película muda del oeste, mas ese día y los siguientes fueron de intensas lluvias, la filmación se suspendió, y también su vida actoral. Apurado por no poder terminar la primera de las Aventuras de Alicia, tomó una drástica decisión: la envió incompleta a Margaret J. Wrinkler. En la carta adjunta le comunicaba que ya nada tenía que ver con, Laugh O Gram Film, porque —estoy estableciendo un estudio en Los Angeles para producir novedosas series de comics animados, como le comenté previamente.. Esta consta de seis capítulos. A los pocos días la Wrinkler le escribió que no entendía cómo le había enviado una historieta incompleta, y él replicó que malas experiencias sufridas, y por seguridad era lo mejor, y que, además, debería decidirse pronto, porque en California había encontrado muchos dispuestos a distribuirlas. Al ser seducida por la exclusividad prometida, Margaret le extendió un contrato por el paquete de seis a razón de $1500, cada una, con dos condiciones muy precisas: que todas deberían ser con la misma niña protagonista, y ser firmado el acuerdo cuanto antes.

A la medianoche en el hospital, un airecito despertó a Roy. Al abrir los ojos, frente a él Walt lo ventilaba con la hoja del contrato. —Qué haces aqui?.  —Estoy de vuelta en los negocios, Roy. Luego de leer y escuchar a su hermano menor preguntó —Y vas a poder entregarlas a tiempo? Ya calculaste costos y beneficios?. Le explicó que la primera estaba lista, y que todo estaba calculado. A la mañana siguiente, cuando los rayos X dejaron ver los pulmones limpios de infección, fueron directo al banco y Roy sacó sus ahorros: $200. No se los entregaría hasta que convenciera a los dibujantes —a quienes les adeudaba meses de sueldo— y a la madre de Virginia Davis para trasladarsen a tan larga distancia, algo que se consideraba menos que improbable.  —Si convences a mi tío Rob de alquilarme el garaje y me preste algún dinero, cuenta con todo ello. Para empezar necesito $700

Cuando los emprendedores se convierten en empresarios olvidan emprender. El emprendedor, es compañero, lidera con ejemplo, enseña el camino, vive en permanente riesgo, crea las oportunidades, no tiene horario, y el éxito radica en resolver problemas que brinden un servicio que beneficie, y así, VENDER soluciones. El empresario contrata trabajadores, calcula decisiones, busca oportunidades, lamenta las pérdidas de tiempo, y su éxito radica en la rentabilidad de las ventas, más, que en el beneficio que sus productos puedan brindar.

Walt tenía un don especial para las ventas y entró en conversaciones para convencer a Ub y sus dibujantes gays con sus madres, para que atravesaran el país y lo acompañaran, en su nueva aventura. La parte trasera de la Holly-Vermont Realty ubicada en el 4651 Kingswell Avenue en Hollywood, como sede comercial fue alquilada a 10 dólares mensuales, y en la puerta principal de esa oficina de bienes raíces, días más tarde, Virginina Davis y su mamá fueron recibidas. En el hotel cercano, sitio de su residencia a partir de ese momento por exigencia de la madre, firmaron un contrato por un año de vigencia, con el compromiso del pago mensual por adelantado. Ya con la protagonista en Los Angeles, el tío Rob a regañadientes puso otros 500 dólares con la certeza de no ser devueltos, y Roy soltó sus 200 ahorrados.

Sin la plena convicción de que los dibujantes y Ub se decidieran a dejar Kansas, lo más rápido posible y para siempre, el tío Rob no quiso hacer parte del trato. El martes, 16 de octubre, 1923, Roy de 30 y Walt de 21 años de edad como, The Disney Brothers Cartoon Studios, firmaron el contrato con The Wrinkler Productions. Fecha oficialmente considerada como el nacimiento de The Walt Disney Company, y que celebran sus parques por el mundo con su acostumbrada magia y fantasía.

Copiar para mejorar es innovar

Saludos Amigos:

Horas antes del regreso de Elías y Flora a Kansas, Walt ya estaba ubicado en la morada de Ub. Su madre, al notar que no era asunto de una noche, a cada momento lo cantaleteaba para que se pusiera al día con los sueldos atrasados. Ub volvió a trabajar en la Kansas City Film. Por falta de pago se retiraron los más creativos quedando Walt con solo tres dibujantes —Otto, el bizcochero encargado de dibujar y pintar los planos de fondos para textualizar el contexto de la animación; Walt Pfeiffer su gan amigo, el de las ideas para encontrar escenas jocosas y crear textos, y el chofer de trolleys, Lorey, para completar los trabajos para la Newman, todos a mitad de sueldo y recibiendo alimentación diaria en el Forest Inn Cafe ubicado en uno de los locales del primer piso, entre los cuales operaba una remontadora de calzado. Walt en silencio se animaba pensando que sin Reserva Federal Lincoln sobrellevó cinco bancarrotas, porqué, él no iba a salir avante con tan gran respaldo.

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Para enero de 1923, el propietario del edificio McConahy demandó a Walt por no pagar la renta del Estudio a donde había llegado con su cepillo de dientes y dos mudas de ropa, huyendo de la mamá de Ub. Cada semana iba a la estación del tren para su aseo personal, a diez centavos el baño, lavado de ropa y afeitada. El préstamo personal por $2500 dólares del Dr. Cowles apiadado de la suerte de Walt le había permitido llegar hasta mayo produciendo las últimas entregas para la Newman. Estaba decidido a permanecer en el estudio hasta que lo echaran. Los cortos hasta ese momento habían sido bien recibidos por el público —hoy clásicos de la animación: The Four Musicians of Bremen, Jack and the Beanstalk, Jack the Giant Killer, Goldie Locks and the Three Bears, Puss in Boots and Cinderella, siendo Patepalo Pete y el gato Julius los protagonistas más recordados. A final de mes contactó a Margaret J Wrinkler para informarle que tenía un proyecto que la impresionaría por ser “algo nunca visto”, le escribió. Días más tarde ya en junio, ella le notificó su interés para ver lo prometido, pero, él respondió que aún estaba en proceso.

En su soledad, las conversaciones internas giraban en torno a visualizar una llamada, una visita circustancial o un evento que le permitiera dejar atrás lo ocurrido, seguir emprendiendo, y exponer sus creaciones a nivel nacional. No lamentaba su situación. Agradecía a la vida, a cada momento, por haberse quebrado tan joven y rápido para poder levantarse con sus lecciones aprendidas: 1. Demasiada Nómina, 2. Sueldos altos; 3. Escasas Ventas —de ahora en adelante él mismo se encargaría de la comercialización. 4. Arriendo costoso (todo el segundo piso).

Laugh-O-Gram office in the McConahay Building | The ...

Analizaba sus aciertos como haber aprendido a utilizar PDO y TDO: la Plata de Otros y el  Tiempo de Otros, para dedicarse a explorar nuevos proyectos. El haber contado con los mejores sin prejuicios ni miedo a que lo superaran ni importara sus ocupaciones: un bizcochero casi cincuentón, el chofer de trolleys, el que trabajaba midiendo calles para topografía, el de dibujos de planos industriales, e incluso, a dos dibujantes “raros”, (gays). Los había seleccionado por clasificados, y comprobado sus aptitudes antes de contratarlos para crear una imagen comercial. En retrospectiva miraba su estrategia para convertirla en su práctica: a. Ver qué existía en el mercado. b. Escoger lo que más se adaptara a sus destrezas para COPIAR. Sí, copiar. Walt estaba tomando los argumentos de los clásicos infantiles para animar sus cortos. Para su “novedosa” propuesta usaba a la protagonista de los clásicos de Caroll, Alicia, para intercambiar el papel de KoKo, el payaso de Max Fletcher, buscando qué cambiarle, quitarle y/o acondicionarle. Para ello se basó en un prototipo parecido a Alicia, la pequeña Virginia, y con ella exploró todos los ángulos para impregnarle su sello personal, su valor agregado, (animación,  historieta, el factor WOW —mezclar los gestos y movimientos reales de Virginia en cortos más largos y buen humor). Había enseñado, entrenado y reentrenado a sus compañeros —para Walt no eran empleados— con el fin de insertar la máxima calidad dentro de la práctica, como única forma de superarsen con cada nuevo corto, y finalmente, estaba en contacto con el canal de distribución más OPTIMO: El de KoKo.

La llamada telefónica del Dr. McCrum —inversionista que recibiría como los demás, 45 centavos, por cada dolar aportado— para que le hiciera un comercial por 500 dólares, fue la respuesta a sus conversaciones internas. El dentista —ofuscado cuando Walt le dijo que no podría ir a su oficina y que el contrato sólo se firmaría en su estudio— al escuchar sus razones no tuvo otra alternativa que pasar por la remontadora del primer piso, pagar el dolar con cincuenta, y subir con los zapatos reparados. Al observar tantos enlatados vacíos, Walt le confesó que estaba debiendo 70 dólares al Forest Inn Café y le habían cortado el crédito. McCrum pagó también esta deuda y Walt de inmediato procedió a tomar fotos de niños de las más prestantes familias de Kansas y creó the Tommy Tucker Tooth, para impulsar la visita al consultorio del Dr. McCrum, dos veces al año, y a cepillarse los dientes tres veces al día. Comercial que duró en exhibición hasta 1965 en los teatros de Kansas, hoy, otro clásico de Disney en el museo de esa ciudad.

Con el poco dinero restante trabajó con la pequeña Viriginia, ya casi de cinco añitos, pero, tampoco alcanzó para terminar, y así, llegó Julio, 1923, con sólo tres cuartos de película. Faltaba el final. Declaró su quiebra justo el día anterior a que la policía lo dejara de patitas en la calle, ilíquido, con cepillo de dientes sin crema, una maleta de cartón con escasísima ropa, pero, eso sí, llena de ilusiones alimentadas durante las conversaciones que sostenía con su Yo interno, siempre positivas, optimistas y retadoras.

Los Dueños del Sistema

Saludos Amigos,

Para octubre del 22, el equipo creativo y artístico del startup, Laugh O Gram Film, Inc. trabajaba a todo vapor el único negocio traído por el Gerente de Ventas, y despedido de inmediato, por haber suscrito un contrato con solo el 1% de anticipo. Walt prefirió cerrar sus oídos y dedicarse de lleno a su nueva idea, y sobre el muro blanco, la pequeña Virginia se divertía posándole en la mañana, para orientar y apoyar a sus compañeros —no empleados— en la tarde. En la noche, en el garaje, experimentaba con fotos y dibujos cómo animar las historias clásicas de Carroll.  

Para Walt era más prioritario este Proyecto del futuro, que oir y ser recriminado que, por 100 —casi dos mil dólares de hoy— Leslie Mace los hubiera comprometido a producir y entregar seis cortos de historietas animadas antes del 31 de diciembre, para exhibir en escuelas y al aire libre, en Tennessee. A partir de enero 1o, 1924 —15 meses después— Walt recibiría los $10.900, restantes de manos de Pictorial Clubs Inc. que había puesto su fe y esperanza de salvación en estos novedosos cortos. Cowles, por su parte, exigía a Walt modificar los términos del leonino contrato, y acordar uno nuevo. Por igual, pedía renovar con mejores precios un nuevo paquete con la Newman’s Laugh O Gram y sus teatros, ya que el vigente, de doce cortos llegaba a su fin. La compra de insumos, material, pagos de nómina, servicios, arriendo y salarios agotaban las reservas de los 15 mil invertidos.

La palabra reserva le agradaba a Walt, y hacía que las deudas al socialista veinteañero no lo asustaran, porque para eso, el plan de los banqueros privados había sido aprobado, 54 votos contra 34, nueve años atrás, con una moneda elástica, ya que las Notas, —deudas en papel moneda, (dólar)— desde entonces emitidas por la Reserva Federal son obligaciones de gobierno. La historia de la elasticidad monetaria, para una economía ídem en un mercado de capitales controlado por sus propietarios, es reafirmada por una fuente Saudí para, The Grim Reaper, que citó al, “80% de la Reserva Federal de N.Y. —de lejos, la más poderosa— como propiedad de ocho familias:  Goldman Sachs, Rockefellers, Lehmans and Kuhn Loebs of New York; the Rothschilds of Paris and London; the Warburgs of Hamburg; the Lazards of Paris; and the Israel Moses Seifs of Roma.” Esta historia es la de mayor arraigo en nuestros días, pues hay quienes poco o nada creen en religiones, o en las biblias, —24 libros para judíos, 66 para protestantes, 73, para católicos, 81 para ortodoxos— horóscopos, brujerِía, casualidades, evolución natural, extreterrestres, en la reencarnación, o en la supremacía de la raza blanca, pero, el cuento del dinero, a sabiendas de que es ficticio, TODO EL MUNDO LO CREE.

A Walt, curioso como era, le intrigaba el tema de las sociedades secretas, porque había escuchado que tenían información que pocos conocían, y habían influido en permitir y salvaguardar ciertas libertades y derechos que estaba empezando a disfrutar una emergente clase media fuerte y pujante, acosada por socialistas, liberales y conservadores —ahora con toda gama de colores y lemas— bajo la bandera de los derechos civiles. Los abusos a mujeres y niños en el mundo, era lo normal, desde antes de los tiempos romanos. Las guerras del fin del colonialismo, la caida del imperio otomano, el debate social, el nacionalismo, la controvertidísima “infalibilidad” del Papa, o la pugna entre, Wall Street y la Reserva Federal, por el control del sistema monetario en momentos de gran hiperinflación post Guerra en Europa, era información ignorada por un mundo analfabeto. Occidente desconocía cuán crudos métodos los rusos usaban para implanter su régimen, y aún, en países pobres y con índices de analfabetismo, los lideres populistas intentan a toda costa reproducirlo. Solo familias de raigambre de todas las grandes capitales del mundo, con redes en cada continente tenían acceso a la información hace solo un siglo, fomentándose el comercio exterior entre ellos y las nuevas hermandades secretas. Sociedades comerciales públicas, eclesiásticas y privadas, repartidas entre logias masónicas, rosacrucistas, illuminati, laicos, el banco Vaticano y escuelas de nuevo pensamiento, se multiplicaron durante esta época, que comenzó a llamarse la Nueva Era.

Todo contrato comercial desde hace 110 años debe ser amparado por instrumentos financieros emitidos por bancos ligados a la Reserva Federal, pero, los ojos de Walt no estaban puestos sobre el  papel moneda, sino, en impresionar a la exigente Margaret Wrinkler la mayor distribuidora de historietas en N.Y.. Por ello, más largas jornadas de filmación con la pequeña Virginia ocupaban sus horas matutinas, hasta que ese impulso empresarial fue frenado en seco pocas semanas más tarde, cuando Pictorial Clubs, Inc. se acogió a la ley de bancarrotas.

Esa Navidad de, 1922, triste e incierta para dibujantes, secretaria y accionistas, Ub Ikwers y mamá, sorprendió al optimista Walt con un inesperado regalo: sus padres estaban de regreso desde Chicago. La enfrascadora de mermeladas, O’Zelly Jelly Company, de Elías, había fracasado, le dijo Roy preocupado. Esa noche fue de las más largas, diría años después. No saber a dónde salir de madrugada antes que Elías llegara, lo había mantenido en plena vigilia. Lo reconfortaba su plan para triunfar: saber copiar, aprender a mejorar lo copiado y darle un sello personal, tema de la siguiente entrega.