Leyendo periódicos, revistas y wikipedias acerca del dia 14 de febrero, me quedo con la más completa: la de Juán Carlos Hernández, Catequista Misionero egresado de la Pontificia Urbaniana Universidad de Castelgandolfo de Roma. Cuenta él que en tiempos de Claudio II, (268-270 d.n.e), Valentín era un médico y obispo de alguna de las tantas denominaciones cristianas de la época, que desde los, 14 de febrero, hasta los, 1o de abril, (40 días), contrarrestaba las orgías callejeras con una cruz en nombre del Cristo. Buscaba que el placer desenfrenado fuera cambiado por el dolor, el sufrimiento, la devoción, la sobriedad, interrumpiendo los carnavales, llamados así porque empezaban con un navío salido del mar, (carros navilus), del cual sacerdotes de Baco y gobernantes de cada poblado y ciudades repartían licor, música, queso y carnes rojas. Salían del mar barcas con ruedas, ya que la filosofía de la época conceptualizaba la vida como salida del caos marítimo para llegar y prosperar en tierra firme. La iglesia nunca pudo evitar los carnavales, y buscó con la cuaresma, (40 días), evitar la música, el baile, la alegría y las carnes rojas, por la vigilia, el silencio, los rezos, la abstinencia, y cantos gregorianos, a partir del concilio de Trento, hace 600 años mal contados, cuando cambió el año nuevo del 1o de Abril, al 1o de enero.

Los 14 de febrero daban inicio a las festividades donde reinaba el caos, hasta que llegara el orden, (primavera). Durante esos días los niños daban órdenes a los padres y adultos, los esclavos asumían el rol de amos, y éstos a obedecerlos. Los pequeños demostraban que habían llegado a la edad adulta, eyaculando por doquier, ante autoridades y el pueblo, para que los reconocieran como tales, y luego, junto con los mayores y adultos, todos, a la vez, derramaban su semen —semillas—, sobre árboles y cultivos para que prosperara la fertilidad y la salud, (lupercalias). La gente que había tenido relaciones heterosexuales lo hacían de manera homosexual, y viceversa, por estos días, siendo interrumpidos por un incansable Valentin, hasta que lo arrestaban por interferir el placer desenfrenado. La copa se le llenó a los militares cuando fue sorprendido casando a escondidas jóvenes soldados, ya que, casados, no eran buenos en la guerra debido al amor por volver a casa con vida y pronto.

La esposa de Valentín, Julia, siempre lo acompañó en sus confinamientos, manifestándose entre ellos el amor llamado ágape, el amor mutuo que perdona y todo aguanta, hasta que el emperador cansado por su obsecación por casar soldados e impedir los carnavales, optó por segarle la vida. La iglesia sobre esta fiesta pagana, en Europa y países no católicos montó esta fecha como la victoria del amor romántico sobre el erótico y pasional, que el comercio intenta globalizar, aún, sin mucha suerte en latinoamérica y mucha menos en las culturas orientales.