Saludos amigos:

Tal como Elías fue con sus hijos, una gran mayoría de padres de familia, buscan que sus hijos hagan y sean lo que no pudieron ser, obligándolos a tomar los caminos que ellos no pudieron transitar o que consideran ser los mejores para la prole, pero, que lucen “lo mejor” para sus padres. Estos patrones de comportamiento al educar crean una comunicación en un solo sentido, así esta personita ya tenga 21, 35 o 50 añitos. La presión generada nunca deja de existir, las expectativas nunca se llenan, y la tolerancia a los errores se torna inaceptable. Círculo vicioso de mentes cuadradas que impiden el triángulo: libre albedrío, libertad de elegir y salir airosos por decisión propia.

Habérsele caracterizado a su padre y demostrar que ya no era el Walter Elías tímido, temeroso, sin voz ni voto, y un apto para nada, infundió un tremendo poder interior a Walt. El último eslabón que lo unía a la cadena de mando férreo de su papá había sido roto. Su mentalidad había sido influenciada por sus tres pilares o modelos: Lincoln, porque había soportado con estoicismo cinco bancarrotas, había perdido todas las elecciones a las que se había candidatizado, excepto la última: la presidencial, sin asistir a la escuela ni a la universidad. Soltar versículos bíblicos de memoria para disuadir, inspirar o salir de preguntas capciosas, sin ir a ninguna iglesia a pesar de haber nacido, como Walter Elías, en el seno de una familia sumamente religiosa, lo descrestaba.

De Chaplin copió su inquebrantable deseo por ser actor, y firmar contratos cada más jugosos desde sus 10 añitos. Era su héroe que a los 25 años firmaba contratos por $1250 dólares a la semana. Einstein a sus 25 había publicado la teoría de la relatividad especial, y hacía que Walter Elías se preocupara por llegar a esa edad, habiendo logrado algo importante. Seguir de cerca las declaraciones de Einstein acerca de la incompatibilidad del electromagnetismo con la mecánica Newtoniana, sin entender como muchos la teoría, lo llevaba a estar pendiente de los avances científicos. Este físico calaba a su vez, profundamente, con sus ideas de no creer en Dios sino pensar en EL. Argumentaba el gran físico que prefería pensar en lugar de creer, porque las creencias no se pueden debatir, controvertir, contradecir, refutar o razonar, por lo tanto, son inflexibles y rígidas, sin chance para mejorarlas. El pensamiento en cambio, al ser refutado, controvertido o discutido, se puede pulir, es rectificado y se perfecciona. La creencia es terrenal. El pensamiento es energía que se expande al universo, hacia el infinito, y allá contacta el concepto Dios, cualquiera que sea. El que cree, ruega y espera ayuda solo cuando la necesita. El que piensa actúa. Los pueblos creyentes siguen en vías de desarrollo; los pensantes son concocidos como países desarrollados.      

Walt sin la influencia paterna, nos da las primeras lecciones a sus escasos 17 años: Aceptar el dolor, aprender de las lecciones del pasado, y soñar empezando a perseguir grandes ideales. Así, que después de rechazar trabajar en la O’Zell Jelly Company y decirle que es un artista, hace lo que promulga: ”La forma de comenzar es dejar de hablar y empezar a hacer”. La personalidad para desprenderse de yugo paterno, sus actitudes ante la escuela, y la iglesia, e ir a la guerra hace que sus hermanos, Herb y Reymond lo miren con nuevos ojos, se gane su admiración y respeto. Así, que se traza metas alcanzables a corto plazo, en un paso a paso definido:

  1. Dibujar caricaturas y enviarlas a diferentes periódicos
  2. Ir personalmente a mostrar las caricaturas publicadas en la revista de ejército durante su tiempo en la guerra
  3. Entrar como copyboy, para mostrar su talento como dibujante ya desde dentro de una organización para crecer dentro de ella.
  4. Aprender por su cuenta para crecer e independizarse.

 

Walt era un dibujante normalito, pero, sus mensajes cómicos y sátiras marcaban la diferencia. Con esas intenciones nos deja al descubierto sus principales virtudes, propias de todo líder que se crea serlo: Optimismo desbordado, pero reconociendo sus debilidades. Sabía que no era el mejor y que debía mejorar, lo cual nos habla de su humildad, la cual nunca perdió por el resto de su vida. Ver que para crecer afuera se precisa primero crecer interiormente. Las siguientes reflexiones son respecto a la industria de la educación formal: Aulas abarrotadas y sesiones de medio día son un desperdicio trágico de nuestro mayor recurso nacional: las mentes de nuestros niños” y, además, Cada niño nace bendecido con una vívida imaginación. Pero, así como un músculo se vuelve flácido por el desuso, la brillante imaginación de un niño palidece en los años posteriores si deja de ejercitarlo”.

 

CONTINUARA…